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Es el municipio portugués con más kilómetros del Douro en su territorio. Además presume de contar con la vertiente más salvaje, agreste y profunda del cañón que este río forma en su tramo internacional. Habitada desde la prehistoria, Mogadouro tiene un rico patrimonio de castillos e iglesias románicas, además de diferentes castros. Tierra de excelentes vinos y aceites y con una gastronomía de bandera. Razones de peso para acompañarnos en este recorrido por todo lo que ver en Mogadouro
Como salmantinos estamos acostumbrados a admirar el paisaje formidable de las Arribes del Duero. El cañón que forma este río en su tramo internacional es uno de los escenarios naturales más formidables y desconocidos de Europa. Siempre nos ha cautivado con más intensidad la vertiente arribereña de las localidades salmantinas de Aldeadávila, Masueco y Pereña por su carácter agreste y casi abismal. Precisamente al municipio de Mogadouro pertenece la tierra que siempre vemos desde miradores como el del Fraile o el de la ermita de Nuestra Señora del Castillo. Resultaba imperdonable no asomarnos a este maravilloso espectáculo, pero desde suelo luso. La experiencia no pudo ser más grata. La perspectiva única que ofrecen miradores como el de Miguel Bravo, el del Contrabando o los de los castros de Bruçó y Vilarinho dos Galegos ha quedado grabada en nuestra retina. Siendo las mismas arribes que vemos desde Salamanca, los matices son completamente diferentes.
El Douro y sus miradores son el principal reclamo que ver en Mogadouro. Este municipio que, traducido al español significa algo así como ‘frontera del Duero’, puede presumir de contar en su territorio con el mayor número de kilómetros de este río en toda Portugal. Su situación estratégica ya cautivó a los primeros pobladores de la península ibérica como se demuestra en los monumentos megalíticos de Pena Mosqueira y en el arte rupestre que se conserva en la Fraga da Letra. En 1272 Mogadouro recibió su primera carta foral, pero fue en el siglo XV con la donación de la villa a la familia Távora cuando alcanzó su mayor esplendor. El problema es que, tiempo después, este linaje fue proscrito por el Reino de Portugal y sus bienes fueron confiscados. El municipio fue entrando en una lenta decadencia de la que ahora trata de recuperarse gracias al empuje del turismo y la producción de grandes vinos y aceites.
Cómo llegar a Mogadouro
El coche. Mogadouro se enclava en el denominado ‘planalto mirandés’ en la Terra Fría de la región de Tras-os-Montes, en el Norte de Portugal. La comunicación con Mogadouro ha mejorado mucho en los últimos años gracias a la construcción de la carretera del Douro Interior (IC5) que conecta Vila Pouca de Aguiar con Miranda do Douro. De esta forma la localidad se encuentra a algo más de una hora y quince minutos de Zamora, a algo menos de dos horas de Salamanca y a poco más de dos horas de Oporto.
En tren. La región de Tras-os-Montes se encuentra totalmente discriminada en la red ferroviaria portuguesa. Mogadouro formaba parte de la antigua Linha do Sabor que unía Miranda do Douro con Pocinho para conectar de esta forma con la Linha do Douro. Este trazado cerró en 1988. En estos momentos viajar a Mogadouro en tren no es operativo ya que la estación más cercana es la de Pocinho (a 50 minutos en coche).
Dónde alojarse en Mogadouro
El municipio de Mogadouro no cuenta con una extensa red de alojamientos ni tampoco con grandes unidades hoteleras. La mayor parte de las opciones para pernoctar con pequeñas casas rurales y complejos de agroturismo. Eso le da a la visita un carácter más auténtico. Nosotros elegimos Planalto D’Outono, un acogedor hotelito rural de solo cuatro habitaciones ubicado en la aldea de Tó. Sus instalaciones son muy confortables y el mobiliario es completamente nuevo, ya que el hotel se inauguró en julio de 2021. En el hall se sirven los desayunos que nos parecieron muy completos con productos extraordinarios como mermeladas caseras y pan de la zona. La experiencia fue muy positiva ya que además la aldea de Tó está muy bien ubicada para recorrer desde allí los puntos más interesantes que ver en Mogadouro.
Otras opciones para alojarse en Mogadouro con buenas críticas son el hotel Trindade Coelho de tres estrellas, la casa rural Aguas Ferreas y la Vivenda das Eiras.
Guía de Mogadouro. Patrimonio, miradores y senderismo
Aunque Mogadouro conserva un patrimonio muy rico en el que destaca su castillo y las iglesias románicas de Azinhoso y Algosinho, su principal valor reside en contar con algunos de los mejores miradores del parque natural do Douro Internacional. Si todavía no has oído hablar de este rincón del Norte de Portugal no te pierdas este viaje por todo lo que ver en Mogadouro.
Casco histórico de Mogadouro
Aunque sea un recorrido breve, el casco histórico de Mogadouro tiene una visita obligada para para transitar por aquellos lugares que le dieron esplendor a la localidad y que, en muchos casos, llevan el sello de la Orden del Temple y de la familia Távora.
Castillo de Mogadouro
Antes de que los Távora fueran los dueños y señores de Mogadouro, la Orden del Temple jugó un papel fundamental. El primer rey de Portugal, Alfonso I, entregó estas tierras a los caballeros de la cruz patata que construyeron un castillo para la defensa de la villa de las incursiones leonesas y musulmanas. De esta fortaleza hoy solo se conserva la torre del homenaje, levantada en el siglo XII, parte de una barbacana y del recinto amurallado y una cisterna. Cuando los Távora tomaron las riendas de Mogadouro, convirtieron el castillo en su residencia palaciega.
Junto al castillo se levanta la torre do Relógio, construida en el siglo XVII, de tres plantas y con remate piramidal.
Iglesia Matriz
Ubicada a los pies del castillo de Mogadouro, se levanta sobre los restos de una iglesia románica más pequeña. La actual data del siglo XVI y está compuesta por tres naves. Destacan los retablos barrocos de su interior y el pombalino del altar mayor. En una de las bóvedas del templo están tallados de los escudos de arma de los Távora y de la Orden del Cristo, la que sucedió a la del Temple tal y como te explicamos en nuestro post sobre qué ver en Tomar.
Iglesia da Misericórdia
También construida junto al castillo, data del mismo periodo que la Matriz, el siglo XVI. Fue levantada por la familia Távora. Es de estilo manierista y entre sus elementos destaca el portal coronado por un nicho con una imagen que representa a la Piedad.
Convento e iglesia de San Francisco
Son los edificios religiosos más sobresalientes que ver en Mogadouro, obra también de los años de opulencia que los Távora regalaron a la villa. Tanto el convento como la iglesia son de estilo manierista y se levantaron en el siglo XVI. En el templo destaca su fachada de tres pisos con un frontón en el que aparece la imagen del patrono, San Francisco de Leiria. En su interior destaca el altar mayor con varias pinturas insertadas en la talla dorada del retablo con reminiscencias italianas. El convento sufrió dos graves incendios que hacen que lo que veamos hoy tenga muy poco que ver con el original.
El convento y la iglesia de San Francisco se encuentran en el remozado corazón de Mogadouro, junto al cuidado bulevar de la plaza Eng. Duarte Pacheco y donde se levanta también un nicho que contiene la imagen de San Sebastián.
Centro de Interpretación del Mundo Rural
Pequeño museo que permite un acercamiento a la historia y tradiciones de Mogadouro gracias a diferentes exposiciones permanentes y temporales. El ciclo de elaboración del pan, la geología del municipio mostrada en una sala con proyecciones en tres dimensiones y los elementos más significativos del patrimonio local, son algunos de sus alicientes.
HORARIO
De lunes a viernes de 9:00 a 13:00 horas y de 14:00 a 17:00 horas
Sábados y domingos de 9:30 a 13:00 horas y de 14:00 a 17:30 horas
PRECIO
Gratuito
Mirador y santuario de São Cristóvão
Cinco kilómetros al suroeste del casco urbano de Mogadouro y encaramado en un promontorio se encuentra el pequeño santuario de São Cristóvão desde donde contemplar unas formidables vistas de la meseta mirandesa con los campos de olives y vides y las fincas ganaderas. Desde el pequeño balcón que se ha construido también se observa la silueta urbana de Mogadouro y se intuye el curso del río Sabor. Junto al santuario se ha colocado un pequeño columpio (baloiço) de madera.
Aunque lo más cómodo es llegar en coche hasta las proximidades del santuario (aconsejamos aparcarlo en la penúltima curva, ya que a partir de ahí la pista se vuelve más pedregosa) también existe la posibilidad de hacerlo con una ruta de senderismo (PR1 MGD) que parte del castillo de Mogadouro y que tiene 11 kilómetros circulares.
Castillo de Penas Róias
Salimos de la localidad de Mogadouro para repasar las visitas más interesantes que hacer en su municipio. Entre ellas destacan los restos del castillo de Penas Róias, ubicado en la freguesia del mismo nombre. Estamos ante una fortaleza medieval construida por la Orden del Temple de la que se conserva la torre del homenaje en un estado deficiente y un torreón de planta circular. Tuvo un papel fundamental en la defensa oriental del Reino de Portugal gracias a su privilegiada situación en lo alto de un roquedo.
Iglesia románica de Santa María de Azinhoso
A nuestro juicio, la iglesia más bella que ver en Mogadouro. Se encuentra en la freguesia de Azinhoso y una vez más entran en escena los caballeros templarios ya que fueron ellos los que la levantaron en el siglo XIII. Llama la atención que cuente con pórticos en sus tres fachadas, lo que indica que fue un gran centro de peregrinación durante la Edad Media. Impone la fachada principal que está coronada por una espadaña.
Iglesia románica de Algosinho
Otra de las iglesias románicas que ver en Mogadouro es la que la aldea de Algosinho. Su construcción corresponde a los últimos coletazos de este estilo arquitectónico. Está compuesta por una nave rectangular y una cabecera cuadrada. Imprescindible fijarse en los motivos animales, vegetales y antropomorfos presentes en el voladizo de su cornisa. En la puerta principal hay un cartel con el contacto del párroco y del vecino que tiene las llaves para mostrarla al visitante.
Monóptero de São Gonçalo
Ubicado al sur del castillo de Penas Róias, es una de las construcciones más curiosas que ver en Mogadouro. Se levantó en el siglo XVIII por la familia Távora para rendir homenaje a São Gonçalo, patrón de los cazadores. Su singularidad radica en que no hay otro monumento de estas características en la península ibérica. Se llega por una cómoda pista de poco más de dos kilómetros que parte junto al cementerio de Penas Róias. También existe una ruta de senderismo (PR2 MGD) que une las aldeas de Azinhozo y Penas Róias y llega hasta el monóptero. Tiene 16 kilómetros circulares y es una buena forma de conocer el patrimonio de esta vertiente del municipio de Mogadouro.
Cascada Faia d’Água Alta
Nos encaminamos al Douro no sin antes hacer parada en una de las mayores cascadas que ver en Portugal. Se trata de la Faia d’Água Alta ubicada muy cerca de Bemposta y de la frontera con España. Se trata de una caída de agua de 40 metros que se nutre de los arroyos de Lamoso y Bemposta regalando un escenario natural de un atractivo singular.
Para llegar hasta la cascada hay que desplazarse a la aldea de Lamoso. Desde allí parte un cómodo sendero que llega hasta las pasarelas de madera que se han instalado alrededor de la Faila d’Água Alta para contemplarla en todo su esplendor. En total haremos una ruta lineal de 4,4 kilómetros sin apenas dificultad. Eso sí, hay que tener en cuenta que se trata de una cascada muy estacional que solo cuenta con agua en época de abundantes lluvias.
Mirador de Picões
Abrimos la nómina de miradores del Duero que ver en Mogadouro en la localidad de Peredo da Bemposta, considerada como la ‘capital do vinho’. Solo hay que pasear por su entorno para comprobar que los viñedos son los dueños y señores en sus campos de cultivo. Precisamente junto a una viña dejaremos el coche tras recorrer un kilómetro por una cómoda pista que parte el sur de la aldea. Una vez allí tendremos que caminar poco más de un kilómetros por un sendero flanqueado por viñedos al inicio y, posteriormente, por vegetación de ribera.
Así llegaremos hasta el mirador de Picões. Cuenta con una pequeña barandilla desde la que contemplar el curso del Duero y, al otro lado, la localidad salmantina de Pereña de la Ribera.
Mirador de Miguel Bravo
Es el mirador más desconocido y al mismo tiempo más espectacular, no solo de Mogadouro, sino de todo el parque natural do Douro Internacional. Se encuentra en la freguesia de Ventozelo. Para llegar hasta él hay que tomar una pista que parte al suroeste del casco urbano, junto a una charca. Desde allí descenderemos rumbo al Duero circulando con precaución, ya que en algunos puntos el camino es un tanto pedregoso. Con un 4×4 no presenta ningún problema, pero con un turismo hay que tener paciencia. Nosotros dejamos el coche a un kilómetro más o menos del mirador cuando el camino se vuelve más complejo. En este tramo veremos las indicaciones del GR36 del Douro Internacional y sin pérdida alguna llegaremos hasta este mirador que resulta apabullante.
Desde un roquedo (sería innecesario poner cualquier tipo de barandilla o plataforma) contemplamos el meandro perfecto que dibuja el Duero. Al otro lado, el mirador del Picón de la Mariota de Aldeadávila de la Ribera y su playa del Rostro, desde donde parte el barco panorámico. La grandeza del cañón del Duero a nuestros pies. Sin maquillajes ni filtros. Un mirador para permanecer un largo periodo de tiempo en silencio y simplemente disfrutando del paisaje mientras las aves rapaces y los buitres sobrevuelan nuestras cabezas.
Castro de Vilarinho dos Galegos y mirador Fraga do Calço
El castro de Vilarinho dos Galegos, también conocido como castelo dos Mouros, está situado en la parte alta del cañón del Duero. Su construcción data del siglo II aC y posteriormente fue ocupado también durante el Imperio Romano gracias a su formidable ubicación. Recientemente ha sido restaurado. Detrás del castro existe un magnífico mirador (Fraga do Calço) que resulta más fotogénico por la presencia de un bolo granítico que parece a punto de caer al vacío. Se puede llegar hasta este punto en coche, aunque lo ideal es realizar la ruta de senderismo de la que os hablaremos un poco más adelante.
Mirador del Caminho do Rio de Bruçó
Mirador situado junto al camino que desciende desde la freguesia de Bruçó hasta la misma orilla del Duero. Se puede llegar a él cómodamente en coche. Desde este punto apreciamos otro de los meandros que forma el río con los miradores de Lastrón y Rupitín en la vertiente española de Aldeadávila de la Ribera.
Senderismo en Mogadouro
El municipio de Mogadouro cuenta con ocho rutas de senderismo señalizadas más el tramo del GR36 (Grande Rota do Douro Internacional e Douro Vinhateiro) que pasa por su territorio. Ya hemos hablado de alguna de ellas como la PR1 MGD que llega hasta el mirador y santuario de São Cristóvão; la PR2 MGD que alcanza el monóptero de São Gonçalo; y la PR4 MGD que corresponde a de la cascada de la Faia d’Água Alta. Nosotros os recomendamos además estas dos que brindan la oportunidad de contemplar algunas de las mejores vistas del Douro.
Trilho do Castro e do Contrabando (PR6 MGD)
Ruta muy sencilla de 5,6 kilómetros circulares. Parte de la aldea de Vilarinho dos Galegos. Entre campos de olivares el sendero alcanza el castro de Vilarinho o castelo dos Mouros, del que hemos hablado anteriormente. Un poco más adelante aparece el mirador de la Fraga do Calço. La ruta posteriormente se adentra en un tupido bosque de pinos, alcornoques y castaños y cruza la ribera de Vilarinho entre sauces, fresnos y los restos de algún antiguo molino.
Después de remontar algunos metros aparece otro mirador, el del Contrabando. Se denomina así porque en este punto los miembros de la Guardia Fiscal portuguesa controlaban el contrabando que fue una realidad en la zona hasta los años 80 del siglo pasado. Numerosos portugueses y españoles se jugaban la vida descendiendo por los riscos del cañón del Duero y cruzando el rio a nado o con barcas muy rupestres. Tras la visita a este mirador, la ruta regresa a Vilarinho.
Trilho do Quartel (PR8 MGD)
Nos vamos ahora hasta la aldea de Bruço, otra de las más destacadas que ver en Mogadouro. El trilho do Quartel tiene 9,4 kilómetros circulares y, como su propio nombre indica, llega hasta el abandonado cuartel que la Guardia Fiscal portuguesa utilizaba para vigilar el contrabando en la zona. En la época en la que hicimos la caminata (mayo de 2022) la maleza desdibujaba algunos puntos de la ruta. Esperemos que cada cierto tiempo tenga el debido mantenimiento. Podemos dejar el coche junto a la iglesia parroquial de Bruçó para comenzar a caminar entre campos de olivares, pequeñas fincas ganaderas y matorral bajo. Un desvío nos llevará hasta los restos del castro de Bruçó, situado en un privilegiado roquedo con vistas al Duero. Si caminamos con precaución un poco más allá en dirección al río gozaremos de unas vistas formidables del punto donde las arribes alcanzan mayor profundidad. Justo enfrente, el renovado mirador del Fraile de Aldeadávila y el picón de Felipe. Y a nuestra derecha, la presa de Aldeadávila. Además, es un emplazamiento perfecto para divisar el majestuoso vuelo de los buitres leonados.
Deshacemos lo andado para caminar por un sendero rumbo al antiguo cuartel de la Guardia Fiscal desde donde se contempla también la presa de Aldeadávila. Dentro del edificio todavía se conservan los baños y el suelo de parqué de algunas estancias. Después de esta visita regresaremos a Bruçó, primero por un sendero, y posteriormente por una cómoda pista compartida por el GR36.
Comer en Mogadouro
Mogadouro es un lugar idóneo para paladear la extraordinaria gastronomía de la región de Tras-os-Montes. Puede que sea el mejor sitio de Portugal para degustar la ‘posta de vitela’ de raza mirandesa. También es típica la marrã (lomo de cerdo asado a la brasa), la alheira (embutido elaborado con carne de ave, pan, aceite, ajo y pimentón) y los guisos de cabrito y jabalí, además de, por supuesto, el bacalao. Estos son algunos de los restaurantes en los que probar estos manjares.
- Restaurante A Tasquinha (Av. do Sabor 34, Mogadouro). Magnífico restaurante con precios muy razonables y en el que elaboran una de las mejores ‘postas de vitela’ que hemos probado. Su comedor es pequeño, pero cuenta además con una terraza exterior muy acogedora. La ‘posta’ es un tipo de corte del lomo de ternera que tiene unos 4 centímetros de grosor. Se trata de una pieza muy jugosa, sin apenas grasa y que, asada al punto, se deshace prácticamente en la boca. En A Tasquinha estaba absolutamente deliciosa. Viene acompañada por champiñones, patatas asadas y un cuenco con aceite de oliva y guindillas. Es curioso porque en Portugal no suelen preguntar cuál es el punto de la carne que desea el comensal, pero al menos en nuestro caso siempre aciertan con él. Rojita por dentro, pero sin sangrar, y bien hecha por fuera. También pedimos un bacalao al estilo de la casa, presentado en lascas con cebolla y gratinado con pan rallado. Otras de sus especialidades son el cordero asado, las espetadas y el pulpo. Nos gustó también el postre de la casa. Precio medio por persona: 21 euros.
- Restaurante A Lareira (Av. Nossa Sra. do Caminho 58, Mogadouro). Es uno de los restaurantes más populares, no solo de Mogadouro, sino de toda la región de Tras-os-Montes. En su caso también es por la ‘posta de vitela’. Incluso hay personas que peregrinan desde otros puntos de Portugal para saborearla. Se trata de un restaurante sencillo sin pretensiones. La presentación de sus platos es más modesta que en A Tasquinha, pero la calidad es indudable. Por supuesto la especialidad es la ‘posta’ que se elabora en las humeantes brasas que hay en el propio comedor y se presenta acompañada de rosti de patatas. También destaca el ‘bacalhau á moda do chef’ (desmigado y gratinado con patata y cebolla). Como entrada es aconsejable pedir una sopa de legumbres por solo 1,5 euros. Precio medio por persona: 18 euros.
- Restaurante Europeu (Rua Santa M.nha 7, Mogadouro). Es el restaurante más modesto de los tres que vamos a mencionar, pero en el que se come muy bien y a un precio muy ajustado. A su modesto y amplio comedor se accede subiendo unas escaleras. Una vez allí, y con un trato muy cercano y amable, tienes acceso a una carta donde destacan la ‘posta’ y los platos de bacalao. Nos aconsejaron pedir solo uno para los dos, por lo que optamos por la ‘posta’ al estilo de la casa (‘à Europeu’) acompañada con patatas fritas cortadas en cuadros y ensalada. Deliciosa. Precio medio por persona: 15 euros.
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