Grandes arenales abiertos al Atlántico con una virginidad casi intacta y en los que el viento sopla con fuerza. Así son las playas de Aveiro, las más conocidas para muchos españoles de ‘la Raya’ especialmente en la provincia de Salamanca. Su popularidad ha aumentado en los últimos años para los que huyen de masificaciones y de temperaturas agobiantes en verano. Te contamos cuáles son las cuatro mejores para sumergirte en la autenticidad de la costa lusa

Antes de nada una aclaración. Aunque popularmente se habla de las playas de Aveiro para designar a todas las que se encuentran próximas a la ciudad de los ‘moliceiros’, técnicamente no es así. Barra y Costa Nova pertenecen al municipio de Ílhavo, pero su cercanía con el centro de Aveiro (solo diez kilómetros) ha borrado en el visitante esa pertenencia. Otra de ellas, la de Vagueira, está dentro del municipio de Vagos. Y solo la de São Jacinto es aveirense por los cuatro costados. Entonces, ¿por qué hablamos de las playas de Aveiro? Es cierto que todas ellas se encuentran en el distrito de Aveiro y tradicionalmente han recibido esta denominación. Pero al César lo que es del César. Y, sobre todo, que nadie se confunda pensando que cuando pisa la ciudad de Aveiro va a tener la playa a un paso de los canales con un estupendo paseo marítimo.

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Hecha la aclaración y tomándonos la licencia de usar la designación popular de playas de Aveiro, vamos a hablar de las cuatro mejores con las que cuenta el distrito y que están a tiro de piedra del delicioso casco histórico de la ciudad a la que nunca hay que ir pensando que es la ‘Venecia portuguesa’. Es simplemente Aveiro, que ya es mucho.

Un viaje por las cuatro mejores playas de Aveiro

La fama de las playas de Aveiro ha crecido notablemente en los últimos años, al mismo rimo que lo ha hecho Portugal como destino turístico. De ser unos arenales reservados a locales y a los salmantinos, zamoranos o cacereños que los considerábamos un poco nuestros por ser las playas más cercanas, han pasado a ser visitados por turistas de otros muchos lugares de España y de Europa. A pesar de esa explosión, su carácter virginal sigue casi intacto. No hay aberraciones urbanísticas ni grandes complejos hoteleros. Por si fuera poco, sigue habiendo un buen puñado de restaurantes en los que comer los deliciosos productos que se obtienen del Atlántico y de la ría a precios razonables. No se puede pedir más.

Playa de Costa Nova

Es la playa más popular de Aveiro. Situada a diez kilómetros del centro de la ciudad por la autovía A25, su fama se debe a la presencia de sus coloridas casas a rayas verticales. Es un plus que tiene Costa Nova y que la convierte en nuestra playa favorita de la zona. Estas viviendas con vivos colores rojos, azules o amarillos tienen su origen en los ‘palheiros’, los pajares de madera donde los pescadores que se instalaron allí guardaban sus redes, anclas, anzuelos y demás herramientas. Estas casetas cayeron en el abandono, pero algunas fueron reconvertidas como pequeñas residencias para el verano. La iniciativa caló y ahora esas fachadas coloridas pueblan el agradable paseo que se extiende junto a la ría dando la espalda a los furibundos vientos atlánticos.

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El nombre de Costa Nova (Costa Nueva) define literalmente la historia de esta manga de tierra rodeada por las aguas saladas del océano y de la ría. Su formación es reciente en términos geológicos, ya que se creó por el arrastre de arena a causa del viento y el oleaje. De ahí nació la ría de Aveiro que se extiende hasta la propia ciudad en sus archiconocidos canales.

Costa Nova consta de varias playas separadas por espigones rocosos. Inmensos arenales de arena blanca y fina, donde suele azotar el viento (imprescindible hacerse con un paravientos) y con olas que obligan en muchos momentos del verano a colocar la bandera amarilla o roja.

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La playa de Costa Nova tiene bandera azul, socorristas, un buen puñado de chiringuitos, un amplio aparcamiento para caravanas y furgoneta camperizadas y, está dotada con todos los servicios. A sus espaldas se encuentran las mencionadas casas de colores que se expanden a lo largo de un cuidado paseo junto a la ría con carril bici donde se ubican los restaurantes, el animado mercado de Costa Nova, ideal para hacerse con delicias del mar a precios ajustados, y los puestos de ‘tripas’ dulces y bollos tan característicos.

Playa de Barra

Si tomamos la autovía A25 desde Aveiro en dirección a la costa tenemos dos opciones cuando alcanzamos su final. O girar a la izquierda hacia Costa Nova o a la derecha, hacia Barra. Esta última playa tiene una seña de identidad inconfundible: su faro. 62 metros de construcción cilíndrica pintada de rojo y blanco que constituyen el segundo faro más alto de la península ibérica tras el de Chipiona.

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A sus pies se encuentra la más singular de todas las playas de Aveiro. Una especie de piscina de agua salada donde el oleaje brilla por su ausencia. El motivo es que se encuentra cerrada por varios espigones contiguos al puerto de Aveiro. El agua está igual de fría, pero al menos tenemos la seguridad de que ninguna ola nos va a dar un disgusto. Es ideal para ir con niños.

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El resto de playas de Barra son similares a las de Costa Nova, grandes arenales totalmente abiertos y azotados por el viento y el oleaje. La mayor diferencia entre ambas playas la encontramos en las construcciones. Barra está repleta de bloques de vetustos apartamentos. Da un mayor aspecto de mini ciudad de vacaciones a la antigua con calles estrechas y muchas más dificultades para aparcar en pleno verano que en Costa Nova. También cuenta con numerosos restaurantes y chiringuitos sobre la arena.

💡 Para llegar de Aveiro a Costa Nova y Barra en autobús, existen servicios diarios de la empresa Trasdev cada media hora aproximadamente entre la estación de la ciudad aveirense y las dos playas

Playa de Vagueira

Al sur de Costa Nova se encuentra esta playa que, en su tramo más urbano, queda casi reducida a la mínima expresión. Con bajamar, se puede acceder a través de unas escaleras de madera y junto al espigón el baño es más factible ya que el oleaje no es tan fuerte. Vagueira es un minúsculo pueblo de pescadores que pertenece al municipio de Vagos. Incluso en verano reina la tranquilidad con un puñado de restaurantes, bloques de apartamentos, chalés, modestas casas de pescadores, pequeños alojamientos locales, un mercado de pescado y hasta un estacionamiento para autocaravanas.

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Un lugar ideal para los que busquen absoluta calma lejos del bullicio de Costa Nova e incluso de la playa de Mira que está más al sur. Pero los que todavía quieran más intimidad será suficiente con que caminen unos metros al norte o al sur para disfrutar de la auténtica definición de playa virgen sin ningún atisbo de construcción alrededor.

Un consejo, para viajar de Vagueira a Aveiro es mejor hacerlo por detrás de la ría, por la Estrada Forestal 1 y no pasando por Costa Nova, de esta forma nos ahorraremos los atascos que en verano siempre se forman por la tarde cuando decenas de coche abandonan la playa para regresar a  la ciudad.

Playa de São Jacinto

Es la playa más salvaje y cien por cien aveirense de esta lista. Se localiza al norte de Barra, al otro lado del canal por el que el agua del Atlántico entra en la ría de Aveiro. Esta barrera hace que, paradójicamente, la de São Jacinto sea la playa más lejana por carretera del centro de Aveiro (casi una hora de viaje). Decimos por carretera, ya que existe un ferri que se toma en el puerto de Aveiro y que en quince minutos se planta en el pueblo pesquero de São Jacinto, desde donde se accede a su playa. Los ferris hacen el servicio cada 50 minutos aproximadamente desde primera hora de la mañana a última de la noche. Se pueden transportar vehículos, por lo que es la opción más rápida y cómoda de acudir a una de las mejores playas de Aveiro, la de São Jacinto.

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Detrás del vetusto barrio de pescadores se abre paso una inmensa playa protegida por una extensa masa arbórea que conforma la reserva natural de las dunas de São Jacinto. Un espacio protegido de gran valor ecológico que cuenta con una red de senderos que se adentran en la vegetación.

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La playa es absolutamente natural. Sin espigones y sin chiringuitos. Solo kilómetros y kilómetros de fina y blanca arena abierta al mar para disfrutar de una sensación única de libertad.