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Mira fijamente al Duero y está orgullosa de su pasado y presente heroico. Oporto es el ambiente de la Ribeira, las postales de sus miradores, los azulejos de la estación de Sao Bento y las bodegas de Gaia. Una ciudad de moda y repleta de sorpresas que desgranamos en esta guía con todo lo que ver en Oporto en dos y tres días que se completa con información práctica sobre dónde alojarte y los mejores restaurantes para disfrutar de su gastronomía
Dicen que los ‘tripeiros’ (así llaman a los ciudadanos de Oporto) han sido siempre los que han tirado con más fuerza del carro de Portugal. Lo hicieron poniendo los hombres que conquistaron las incontables colonias que tuvo el país luso. De ahí viene lo de ‘tripeiros’, ya que el pueblo se dedicó a comer las tripas del cerdo para dejar el resto de la carne a los marineros que se embarcaban en aquellas aventuras insospechadas. Jugaron también un papel fundamental en la Revolución de los Claveles y más recientemente, durante la crisis que acabó con el rescate de Portugal, la venta de vino de Oporto a Rusia impulsó la economía. Con la frustración de no haber recibido nunca el premio de la capitalidad, la ciudad mira al Douro nostálgica, pero orgullosa. Sabe que está de moda y se ha puesto coqueta. En 2009, cuando la vistamos por primera vez, el turismo empezaba a florecer mientras la decadencia seguía presente camino de la Ribeira. En 2015 regresamos y la vimos rejuvenecida. Como el buen vino de Oporto, los años en barrica le habían sentado fenomenal. Y en 2019 volvimos por tercera vez para escudriñar nuevos rincones y tener los mimbres para hacer esta guía de Oporto que esperemos que os sirva para visitar y enamoraros de la ciudad como nosotros lo hemos hecho.
Guía de Oporto para saborearla con pausa como su vino
Oporto es un flechazo. Un amor a primera vista. Basta con asomarse a alguno de sus múltiples miradores y embobarse con la vista del Douro ‘caminando’ tranquilo hasta su muerte unos kilómetros más adelante. El puente Luis I, los rabelos que traían las barricas de vino desde los viñedos del Alto Douro Vinhateiro, la monumentalidad de su Sé y el ambientazo de la Ribeira. Esta estampa cautiva. Engancha. Pero Oporto hay que beberla igual que el vino que le da nombre. De forma pausada. Saboreando cada matiz. Esta guía de Oporto tiene todo lo necesario para llegar, ver y vencer. Ya sea en un fin de semana o en tres días. Solo hay que dejarse llevar por el suave vaivén del Douro. Bienvenidos.
Cómo llegar a Oporto, la segunda ciudad de Portugal
Oporto tiene unas comunicaciones a la altura de una gran capital. Y mucho más si tenemos en cuenta que se ha convertido en una de las cien ciudades más visitadas de todo el mundo.
La ciudad del Douro cuenta con un aeropuerto moderno y muy cómodo como es el Francisco Sa Carneiro. Está a poco más de 13 kilómetros del centro y está conectado con una línea de metro. Hasta el aeropuerto de Oporto llegan compañías de bajo coste como Ryanair desde Madrid, Barcelona, Gerona y Tenerife. También hay que tenerlo en cuenta como alternativa a la capital de España para viajar a otros puntos de Europa, ya que su oferta de vuelos es muy variada. Es además una buena opción para volar a las Azores, ya que desde el aeropuerto Francisco Sa Carneiro hay vuelos de bajo coste a Terceira y Sao Miguel con Ryanair.
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La opción del tren para viajar a Oporto resulta más limitada. Sólo hay un servicio directo que sale desde Vigo y llega a la estación de Campanha. Esta terminal se encuentra fuera del casco histórico, pero está bien comunicada con el resto de la ciudad por metro. Si se quiere viajar en tren a Oporto desde Madrid hay que pasar irremediablemente por Lisboa.
Oporto está a cinco horas y media en coche desde Madrid. Mucho más cerca la tenemos los salmantinos, por no hablar de los vigueses. El vehículo es otra alternativa, ya que la comunicación con la ciudad portuguesa desde estos puntos es por autovía. Un consejo, cuando abandonemos la autovía A-25 cerca de Aveiro, en lugar de tomar la A1 (autopista Lisboa-Oporto), coger la siguiente salida a la autovía A-29 (dirección Porto – Estarreja). Va en paralelo, pero tiene mucho menos tráfico y es más barata.
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Dónde alojarse en Oporto
La oferta hotelera de Oporto ha crecido considerablemente en los últimos años. Pero también lo han hecho sus precios. Alojarse es más caro que en 2009 cuando la visitamos por primera vez. Lo bueno es que también han crecido los denominados alojamientos y apartamentos turísticos, que normalmente se sitúan en edificios rehabilitados y muy bien situados. Las otrora construcciones decadentes de la ciudad, han cambiado su cara al albur de la llegada de más y más visitantes.
Partiendo de nuestra experiencia, en la primera visita a Oporto nos alojamos en el Tryp Porto Centro. Es un hotel cómodo, no demasiado caro y ubicado a viente minutos caminando de la avenida dos Aliados.
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La segunda ocasión elegimos el hotel mejor situado de todos, el hotel Pao de Acucar. Está a sólo dos minutos caminando de Aliados y con un aparcamiento próximo para dejar el vehículo gracias a un convenio con el alojamiento. Las habitaciones no son demasiado grandes, el desayuno muy justo y la decoración es un tanto cuestionable, pero si se logra encontrar una buena oferta, su situación hace que merezca la pena.
En nuestra última escapada nos decantamos por el alojamiento turístico TPC Marques House. Está un poco más lejos del centro que el Tryp, pero con la ventaja de situarse al lado de la estación de metro de Marques. Cuenta con habitaciones modernas, limpias y cómodas y espacios comunes de cocina, y sala de estar.
En otra visita relámpago a la ciudad acudimos al BessaHotel Boavista, en el barrio del mismo nombre y lejos del casco histórico. Muy moderno, amplio y confortable, es ideal para viajes de negocios o para una escapada que incluya Oporto y sus alrededores como la ciudad de Aveiro. Aquí puedes ver otras ofertas para alojarte en Oporto y contratarlas directamente con nosotros.
¿Cómo moverse por Oporto?
A pesar de la ‘montaña rusa’ en la que se convierte Oporto si bajamos de la Baixa a la Ribeira y volvemos a subir, la mejor manera de conocer la ciudad es caminando. La propia Baixa con la avenida dos Aliados; el barrio antiguo de la Sé; la Cordoaria donde se localiza la Torre de los Clérigos; la Ribeira; e incluso Vila Nova de Gaia y sus bodegas, están en un puñado de terreno que se puede recorrer perfectamente a pie. Eso sí, para desplazarnos al barrio de Boavista, asomarnos a la desembocadura del Duero en Foz do Douro, darnos un chapuzón en Matosinhos o contemplar el imponente estadio do Dragão, el metro se convierte en una gran ayuda. Cuenta con cinco líneas y, aunque no llega hasta la Ribeira, sí nos ahorra tiempo especialmente si disponemos de pocos días para visitar la ciudad.
Para viajar en metro es necesario obtener la tarjeta Andante, similar a la que se emplea en Lisboa. Con ella podemos usar el metro, el autobús e incluso algunos trenes de cercanías. La modalidad normal de esta tarjeta nos permite recargarla en función de los trayectos que vayamos a hacer. Es la mejor opción si, como mucho, vamos a hacer cuatro o cinco viajes en metro por la zona 2. La tarjeta cuesta 0,60 euros y cada viaje 1,20 € en la zona 2; 1,60 € en la zona 3 y 2 € en la zona 4 (la del aeropuerto).
La tarjeta Andante 24 da la opción de usar todos los transportes públicos de Oporto de forma ilimitada durante 24 horas. En función de la zonas por las que nos vayamos a mover, su precio va desde los 4,15 euros hasta los 6,40 euros. Por su parte, la tarjeta Andante Tour permite desplazarse por cualquier zona y se puede comprar para 24 horas (7 euros) y 72 horas (15 euros). Esta última es perfecta para los que lleguen a la ciudad en avión y quieran viajar desde el aeropuerto al centro en metro.
Qué ver en Oporto en dos días
Con ganas de caminar, energías a tope y los ojos bien abiertos, es posible hacer un recorrido por todo lo imprescindible que ver en Oporto en dos días. No es lo ideal, ya que sería importante contar con una jornada más para desplazarnos a Foz do Douro y Matosinhos. Pero si no queremos beber este vino de un sólo golpe, un fin de semana es un buen acercamiento a esta bella ciudad y así dejar asignaturas pendientes para una próxima ocasión. En esta guía de Oporto hacemos un repaso de las visitas fundamentales que podrás hacer en dos días.
Avenida dos Aliados
Es la arteria principal de Oporto. La gran avenida que cualquier gran ciudad debe tener. Aceras muy amplias con una gran isla en el medio y el tráfico rodando en las dos direcciones. Es una versión reducida de la avenida 9 de Julio de Buenos Aires, ya que los edificios que se levantan a ambos lados tienen la clásica elegancia de la capital argentina o de la Gran Vía madrileña. El nombre de Aliados le viene por el bando ganador de la Primera Guerra Mundial, contienda en la que participó Portugal pero sin apenas beneficiarse de la victoria.
Está presidida por el majestuoso edificio del Ayuntamiento y en ella tenemos que entrar de forma obligatoria en el McDonald’s. No para comer, sino para disfrutar del restaurante más bello con el que cuenta la cadena de comida rápida americana en todo el mundo. Conserva la decoración art déco que tenía el Imperial, uno de los cafés clásicos de Oporto y sobre el que se estableció la hamburguesería.
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Estación de São Bento
Llegar al tren a Oporto y encontrarse con un vestíbulo decorado con los característicos azulejos portugueses, es un recibimiento de categoría. Pero si no usamos este medio de transporte, hay que entrar de igual forma en São Bento. Entre el trasiego de viajeros, hay que detenerse en esta auténtica obra de arte de la azulejería. En las paredes del vestíbulo se representan desde la evolución el transporte en Portugal, escenas de la vida cotidiana y los momentos históricos clave como el nacimiento del país o la conquista de las colonias. Un espectáculo ideal para los que buscan la imagen perfecta de Instagram.
Sé de Oporto
La Catedral o Sé era el corazón del antiguo barrio medieval de Oporto. Ese que destruyó el dictador Salazar para levantar una gran plaza desde la que ahora se observan unas bonitas vistas del Douro y las bodegas de Gaia. La Sé nació románica, se ‘maquilló en el gótico y se volvió a modificar en el barroco. Por eso es una mezcla de estilos sin que pierda su carácter de fortaleza en lo alto de la ciudad. Su claustro decorado con azulejos es una auténtica delicia.
Ribeira
En un vertiginoso descenso que podemos hacer por las calles empedradas que otrora estaban repletas de casas cochambrosas con aspecto de suburbio, llegamos al corazón de Oporto. La Ribeira late con fuerza con su ir y venir de turistas, la presencia de artistas callejeros poniendo la banda sonora a los paseos y la retahíla de terrazas en las que cenar o tomar una cerveza contemplando el sigiloso Douro.
Puente de Luis I y bodegas de Vila Nova de Gaia
Desde la Ribeira podemos cambiar de ciudad con tan solo cruzar uno de los puentes más bellos de Europa, el de Luis I. Fue construido a finales del siglo XIX por el ingeniero alemán Théophile Seyrig, discípulo de Eiffel. Por la parte superior transita el metro y los peatones, y por la inferior los vehículos, y también las personas. Una vez que lo hayamos cruzado, estamos en Vila Nova de Gaia. En su paseo junto al Douro se levantan algunas de las bodegas más señeras del vino de Oporto. Después de visitar varias, recomendamos decantarse por Sandeman, que ofrece un recorrido guiado de lo más intenso que concluye con una cata.
Crucero de los Seis Puentes
Es una de las actividades imprescindibles que hacer en Oporto ya que brinda una perspectiva totalmente diferente de la ciudad y además se acerca a la historia de los seis últimos puentes del Douro antes de su desembocadura, que son auténticas obras maestras de la ingeniería. La modalidad más popular del crucero de los Seis Puentes dura 50 minutos e incluye una audioguía en español. Los barcos parten desde Oporto y Gaia (en este último caso es tres euros más barato). En este post tienes toda la información que necesitas para hacer el crucero de los Seis Puentes.
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Palacio de la Bolsa
En pleno casco histórico de Oporto, declarado Patrimonio de la Humanidad, se levanta el que puede ser el edificio más majestuoso de la ciudad. El Palacio de la Bolsa (entrada: 10 euros) fue la sede de la Asociación Comercial de Oporto y la visita guiada por sus estancias nos permite descubrir salones de inmensa belleza como la Sala Árabe y sus paredes de estuco decoradas con oro, o la inmensa cúpula acristalada del Patio de las Naciones.
Torre de los Clérigos
El italiano Nicolau Nasoni levantó la iglesia y la torre que se han convertido en uno de los símbolos de la ciudad. La obra cumbre del arquitecto fue también la que le llevó a la ruina. Prometió a los clérigos que no les cobraría nada a cambio de que sus restos fueran enterrados en la iglesia. El problema es que pensó que las obras durarían siete años y se prolongaron 38. Nasoni acabó en bancarrota y sin su cuerpo descansando en la iglesia. La entrada tiene un precio de 5 euros y es imprescindible subir los 240 escalones de su torre para disfrutar de una completa panorámica de la ciudad.
Librería Lello e Irmão
La librería que pudo inspirar a J.K. Rowling para escribir la saga de «Harry Potter» durante su estancia en Oporto, se ha convertido en todo un ‘show’ turístico. Una larga cola se extiende cada día en su puerta para entrar y convertir, la que era una de las librerías más bellas del mundo, en una lata se sardinas humana. La entrada ha ido subiendo año a año hasta alcanzar los 5 euros. Eso sí, el precio te lo descuentan si compras un libro. Si no quieres esperar colas, un consejo es pasar por delante de la librería entre las 20:00 y las 23:00 horas. El local ya está cerrado, pero desde la puerta se puede fotografiar perfectamente su escalera iluminada, esa que nos traslada al colegio Hogwarts.
Iglesia de San Francisco
Se suele decir que si hay que visitar una sola iglesia en Oporto, esa tiene que ser la de San Francisco. Casi oculta junto al Palacio de la Bolsa, el templo pasa desapercibido por su sobria fachada gótica. Pero en su interior se esconde una recargada pero grandiosa decoración barroca en la que se emplearon cien kilos de oro. Obligado detenerse frente al Árbol de Jesé del siglo XVIII.
Rua Santa Catarina
La calle peatonal y comercial por excelencia de Oporto lleva el nombre de Santa Catarina. Restaurantes, tiendas, artistas callejeros y dos paradas imprescindibles: la Capela das Almas y su magnífica fachada de azulejos; y el modernista Café Majestic, una de las cafeterías más bellas de Europa.
Qué ver en Oporto en tres días
Si tenemos la suerte de disponer de una jornada más en Oporto podemos aprovechar para darle a la visita un aire marinero mirando al Atlántico, no sin antes detenernos en el barrio de Boavista y su singular Casa de la Música.
Barrio de Boavista
Alejándonos del casco histórico de Oporto para encaminarnos a la playa de Matosinhos podemos hacer una parada en el barrio de Boavista. La gran avenida del mismo nombre lo vertebra y además conecta el Oporto de la piedra con el del agua del Atlántico. Boavista nos recuerda a los futboleros al segundo equipo de la ciudad, que alcanzó la gloria a principios de este siglo ganando su primera y única Liga. El barrio apenas tiene alicientes para el turista salvo por un edificio que contrasta sobremanera con el Oporto decadente y auténtico. Es la Casa de la Música, una arriesgada construcción del arquitecto holandés Rem Koolhaas que sirve como sala de conciertos. Su diseño nos puede recordar al museo Guggenheim de Bilbao. Se construyó con motivo de la Capitalidad Europea de la Cultura en 2001 y se puede visitar por un precio de 6 euros de lunes a sábado de 10:00 a 19:00 horas y los domingos y festivos de 10:00 a 18:00 horas.
Foz do Douro
La avenida de Boavista desemboca en la costa, donde se halla de forma estratégica el fuerte de San Francisco Javier o castelo do Queijo. Recibe este nombre porque se levanta sobre una roca granítica que recuerda a un gran y delicioso queso. Una vez en este punto nos podemos dirigir al norte o al sur. Si optamos por la primera opción llegaremos a Foz do Douro. Además de ser el lugar en el que desemboca del Douro, se ha convertido en un exclusivo barrio donde vive la ‘jet’ de Oporto, entre ellos Iker Casillas y Sara Carbonero. Allí podemos asomarnos a los espigones donde se encuentran los faros de Felgueiras y Barra do Douro. Eso sí, con precaución ya que cuando el Atlántico se pone furioso las olas son capaces de hacerlos casi desaparecer.
Playa de Matosinhos
Regresamos al castelo do Queijo y, pegados a la costa, nos encaminamos hacia el norte. Un gran red de pesca roja que preside una glorieta nos da la bienvenida a la playa de Matosinhos. Se trata de una obra bautizada como «She changes» y que lleva la firma de la artista norteamericana Janet Echelman. Popularmente se la conoce como «Anémona gigante» y su colocación no estuvo exenta de polémica.
La playa de Matosinhos es un gran arenal de 800 metros de longitud. Esta protegida por el dique del puerto de Leixoes, lo que amortigua la furia del Atlántico, pero brinda el suficiente oleaje para poder disfrutar del surf sin sobresaltos. Es una playa muy concurrida en verano. Junto a ella se encuentra el Jardín el Senhor do Padrao, el monumento nacional levantado en honor a la leyenda que dice que allí apareció el Bom Jesus de Matosinhos. A pie de arena podemos ver el conjunto escultórico “Tragedia do mar”. Son cinco figuras de mujeres, una de ellas con un niño en brazos, llorando desconsoladas, que recuerdan al naufragio que tuvo lugar en 1947 en estas costas y que se cobró la vida de 152 pescadores que iban a bordo de cuatro barcos de arrastre. Matosinhos es sinónimo de brasas humeantes en las que se cocina el pescado fresco que llega cada mañana a su lonja. Imprescindible degustar un rodaballo, una lubina o una dorada a precios muy asequibles.
Cinco restaurantes para comer en Oporto
En nuestros tres viajes a Oporto hemos tenido la oportunidad de descubrir un buen número de restaurantes en los que saborear la cocina portuguesa que tanto nos fascina. El aumento del turismo ha provocado que abran más establecimientos y que, en algunos casos, la calidad baje al mismo ritmo que suben los precios. Por eso hay que afinar bien. En esta guía de Oporto lanzamos cinco propuestas.
🍽️ Taberna Santo Antonio (Rua das Virtudes 32). Detrás del sorprendente mirador de Vitoria y alejado del epicentro turístico se encuentra esta taberna en la que, si quieres comer, necesitas una reserva previa. Apenas tiene un puñado de mesas con una decoración tradicional y guitarras colgadas en las paredes. Con un trato cercano y un precio muy ajustado, cada día ofrecen ocho o nueve platos que van desde los 8 a los 12 euros. A medida que se acaban los tachan de la lista y el abanico se reduce. Es mejor ir pronto.
🍽️ A Tasquinha (Rua do Carmo 23). Otro local tradicional que ha subido los precios en los últimos años (20-25 por persona) pero que elabora platos con pulpo para chuparse los dedos. El arroz con este cefalópodo es una delicia. Servicio un poco lento, pero trato muy amable. Está junto a la iglesia del Carmo.
🍽️ Café Santiago (Rua de Passos Manuel 226). La francesinha se ha convertido uno de los símbolos de Oporto. Y eso que es un plato relativamente reciente. Si nos acogemos a la tradición, el buque insignia serian las ‘tripas à moda do Porto’, que se pueden comer en cualquiera de las tascas con olor a casquería de la praça dos Poveiros. Pero si queremos probar la auténtica francesinha, ese emparedado de carne de ternera y chorizo envuelto en una enorme capa de queso fundido, uno de los clásicos es el café Santiago. Con aspecto de establecimiento de comida rápida (la francesinha no deja de serlo) y junto al Coliseo de Oporto, se encuentra este bar donde su plato estrella cuesta 12 euros.
🍽️ Bacalhoeiro (Av. de Diogo Leite 74. Vila Nova de Gaia). En Gaia, cuando vayamos a visitar algunas de las bodegas del vino de Oporto, podemos hacer parada en este restaurante de corte más moderno donde se le da una pequeña vuelta a las recetas tradicionales con bacalao. A brás, con broa, confitado al vino de Oporto… Las raciones no son demasiado abundantes y su precio es más elevado, pero la calidad es incuestionable.
🍽️ Tito 1 (Rua Heróis de França 279, Matosinhos). Los que puedan escaparse a Matosinhos tienen que dejarse seducir por el sabor y el olor del pescado fresco a la brasa. La avenida principal, la rua Heróis de França, que se topa con el puerto de Leixoes, congrega a la mayor parte de restaurantes. Todos han cambiado el medio bidón de gasoil convertido en improvisada parrilla por unas mini cocinas con extractor y diseño uniforme que se colocan en las aceras. Pero el sabor auténtico no se ha pedido. Nosotros degustamos un excelente rodaballo en el Tito 1, uno de los clásicos. Tiene pescados del día de gran calidad y es necesaria reserva previa.