Capital indiscutible del termalismo portugués gracias a una tradición que se remonta al Imperio Romano. Sus aguas curativas sanaron al mismísimo Afonso Henriques, primer rey de Portugal. Pero São Pedro do Sul no solo es un apetecible destino termal. Su entorno está repleto de enclaves naturales de excepción, aldeas con encanto, piscinas y pozas naturales

Es una de las ciudades más bellas de Portugal e incluso tutea a su vecina Coímbra. Su gloriosa historia le ha dotado de un formidable patrimonio, especialmente religioso. Caminar por las callejuelas de su casco antiguo es una delicia como también lo es paladear la gastronomía típica en cualquiera de sus tascas y restaurantes. Su

Animada, con un casco histórico notable, muy cerca de la costa y con una gastronomía (cómo no) para chuparse los dedos. Leiria es una ciudad desconocida para el viajero español, pero a tener muy en cuenta para los que quieren ir más allá de los destinos más trillados del país luso. En la décimo tercera

Encaramada en la cima de una colina, Guarda tiene el honor de ser la ciudad más alta de Portugal con sus 1.056 metros sobre el nivel del mar. Hay que subir, subir y subir para alcanzar su cuidado y medieval casco histórico donde destaca su judería, un buen puñado de casas señoriales y, sobre todo,