Qué ver en Setúbal, el destino donde las apariencias engañan

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
WhatsApp

Setúbal es uno de esos destinos portugueses que desmontan prejuicios: ciudad portuaria, sí, pero con un centro histórico luminoso, un mercado que huele a mar, playas de postal en la vecina Arrábida y una bahía donde nadan delfines mulares. En esta guía basada en nuestras dos escapadas a la ciudad te contamos cómo organizar tu viaje con calma —cómo llegar, dónde dormir, qué ver y dónde comer— y te proponemos planes y excursiones para aprovechar al máximo tu escapada. Si buscas un lugar cerca de Lisboa con naturaleza, gastronomía y cultura en dosis generosas, acompáñanos en este viaje por todo lo que ver en Setúbal porque creemos que te va a sorprender


Setúbal fue, durante siglos, un puerto estratégico ligado al Sado: de sus aguas salían sal, pescados y sueños de mareantes que levantaron astilleros y factorías conserveras. La ciudad recibió carta foral en 1249 y se consolidó como núcleo económico clave; a finales del siglo XIX y buena parte del XX, la industria de la conserva marcó el pulso local, con decenas de fábricas que atrajeron mano de obra desde Aveiro y el Algarve. Aún hoy, las chimeneas de ladrillo recuerdan aquella memoria obrera. La otra gran cicatriz de la historia lleva nombre propio: en 1582, por orden de Felipe II (I de Portugal), se levantó en lo alto del cerro la fortaleza de São Filipe, pieza del sistema defensivo de la barra de Setúbal. Desde sus murallas se domina una bahía que algunos consideran de las más bellas del mundo. Bajo esa atalaya se expande un casco antiguo de plazas geométricas y callejuelas donde brillan el Convento e Iglesia de Jesús —joya manuelina—, la plaza de Bocage, la Casa da Cultura o el Mercado do Livramento.

Barrio de Troino de Setúbal
Barrio de Troino de Setúbal

Más allá de la piedra, Setúbal es naturaleza en mayúsculas. Hacia poniente, el Parque Natural de Arrábida junta acantilados calizos, bosques de pinos y calas de arena blanca con aguas de un turquesa difícil de olvidar. Hacia levante, la Reserva Natural del Estuario del Sado protege marismas y salinas que son hogar de más de 250 especies de aves y de una colonia residente de delfines mulares. En medio, la ciudad vive a ritmo de avenidas arboladas, tertulias al sol y bandejas de choco frito, su plato fetiche. Muy cerca, Azeitão suma bodegas históricas, quesos y artesanos del azulejo; al frente, la península de Tróia ofrece playas interminables y restos romanos. Con todo esto, no extraña que Setúbal sea una extraordinaria excursión de un día desde Lisboa, un gran ‘campo base’ para una escapada de uno, dos o tres días, o incluso para quedarse más.

Playa do Creio en Arrábida
Playa do Creio en Arrábida

Cómo llegar a Setúbal

🚗 En coche. Setúbal está excelentemente conectada con Lisboa por la A2 (cruzando el Tajo por el puente 25 de Abril) y por la A12 (vía puente Vasco da Gama). El tiempo de viaje ronda los 30–40 minutos según tráfico. Si vienes desde España, Badajoz queda a unas 2 h por A6+A2. En destino, encontrarás aparcamientos en superficie y parkings municipales, y conviene vigilar las zonas de pago en el centro. Para visitar Arrábida en verano, madruga: los accesos a algunas playas se regulan y los parkings se llenan pronto.

🚆 En tren. Desde Lisboa (estación de Sete Rios) hay trenes interurbanos hacia Setúbal con cambio en Pinhal Novo; el trayecto dura aprox. 1 h y es una opción cómoda si te alojas en el centro. Alternativa muy local: ferri desde Terreiro do Paço a Barreiro y, desde allí, tren urbano a Setúbal en unos 30 min. Consulta horarios y compra de billetes en CP (Comboios de Portugal).

🚌 En autobús. La compañía Transportes Sul do Tejo (TST) conecta Setúbal con la Praça de Espanha de Lisboa mediante servicios frecuentes (45–90 min según ruta). La terminal de Várzea queda a un corto paseo del centro histórico.

🚢 En ferri. Desde la Doca do Comércio parten los ferris de Atlantic Ferries hacia la península de Tróia. Hay servicio de pasajeros y coches en diferentes muelles; la travesía dura 20–30 min y es perfecta para una excursión a las playas o para enlazar con un crucero de delfines.

¿Dónde Alojarse en Setúbal?

Durante nuestro segundo viaje para descubrir todo lo que ver en Setúbal (en el primero acudimos en un día desde Sines) nos alojamos en RM Guest House y fue un acierto total. La ubicación, en avenida Luísa Todi, nos permitió ir andando a la plaza de Bocage, al Mercado do Livramento y al puerto. Las suites, cada una con guiños al mundo de la moda, combinan diseño, confort y calma; dormimos de maravilla. El desayuno se sirve abajo, en la Padaria Portuguesa, con bollería y salados ricos. Además, ofrecen alquiler de bicicletas y el trato del equipo es cercano y profesional. En definitiva, una base perfecta para explorar Setúbal. La ciudad además tiene una amplia oferta hotelera con opciones para todos los bolsillos y gustos.

Nuestra habitación en RM Guest House
Nuestra habitación en RM Guest House

Qué ver en Setúbal. Las visitas imprescindibles

Antes de la lista con los principales lugares que ver en Setúbal, una clave para disfrutarla: conviene combinar ciudad y naturaleza. Alterna mañanas de museo y mercado con tardes de playa y miradores. El ritmo aquí se mide mejor en pasos que en kilómetros: se camina mucho, se come sin prisa y se mira el estuario como se mira un fuego: hipnotizado.

Casco histórico de Setúbal

Nuestro primer paseo siempre empieza sin mapa. Las calles estrechas desembocan en plazas soleadas, fachadas de azulejo conviven con casas humildes y la vida discurre baja y cercana. El centro es muy caminable y la mayor parte es peatonal; en apenas un puñado de manzanas caben iglesias, galerías municipales y pequeños cafés donde aprender a pronunciar con cariño “um galão, por favor”.

Convento e Igreja de Jesus

El gran orgullo arquitectónico de Setúbal. Diogo de Boitaca firmó a finales del siglo XV esta obra que muchos consideran el primer ejemplo del manuelino en Portugal. Por fuera, piedra de tono arena; por dentro, arcos torsionados y una trama de azulejos que contrastan con la penumbra solemne. Hoy el conjunto acoge el Museo de Setúbal y es una visita que cuenta la ciudad desde su espiritualidad y su arte. La restauración reciente ha devuelto finura a molduras y capiteles; uno sale con la sensación de que aquí empezó, de algún modo, la fantasía manuelina que culminaría en Belém.

Convento e Igreja de Jesus
Convento e Igreja de Jesus

Praça do Bocage

Es el salón de la ciudad. Adoquinada con motivos geométricos, enmarcada por el Ayuntamiento —rosa y blanco, con soportales— y animada por terrazas, músicos y mercadillos estacionales. El poeta Bocage, padre de la Arcadia lusitana, vigila el trasiego desde su pedestal. Aquí uno entiende la luz de Setúbal, que rebota en el empedrado y obliga a entrecerrar los ojos incluso en invierno.

Praça do Bocage
Praça do Bocage

Casa da Cultura

La cultura, en Setúbal, no es solemnidad; es agenda viva. La Casa da Cultura programa exposiciones gratuitas, cine europeo, jazz y músicas del mundo. Nuestro truco: entrar a curiosear la planta baja, preguntar la programación del día y sentarnos luego en el Café das Artes a planear la tarde. Si coincide un concierto, mejor: pocas ciudades de tamaño medio cuidan así sus latidos culturales.

Barrio de Troino y la mercearia “Confiança de Troino”

Troino es Setúbal en versión bolsillo: casas bajas, colores vivos, conversaciones a pie de calle y ese aire marinero que no se finge. En la histórica mercearia Confiança de Troino, reabierta con mimo, los recuerdos se venden al peso: latas, embutidos, bacalao envuelto en papel y la memoria del barrio contada por quienes lo han vivido todo. Es nostalgia útil, de la que explica un lugar mejor que cualquier manual.

Mercearia “Confiança de Troino”
Mercearia “Confiança de Troino”

Casa da Baía

Oficina de turismo, centro de interpretación del delfín mular y un patio delicioso para un descanso con café. El edificio, una señorial casa del XVIII pintada de azul intenso, es la puerta ideal para organizar rutas por Arrábida, cruceros por el Sado y catas en Azeitão. Apunta el dato que nos enamora: la bahía de Setúbal forma parte del selecto club de las “más bellas del mundo”, y cuesta discutirlo cuando uno la contempla desde aquí.

Casa da Baía
Casa da Baía

Museo del Trabajo Michel Giacometti

La ciudad que hoy presume de delfines y playas fue, durante décadas, músculo conservero. En este museo, instalado en una antigua fábrica, se entiende cómo una sardina termina en la lata. Hay herramientas originales, una audioguía clara y una recreación de ultramarinos que conecta, de forma preciosa, con la mercearia de Troino. Salimos con una idea nítida: Setúbal también se visita por sus oficios.

Museo del Trabajo Michel Giacometti
Museo del Trabajo Michel Giacometti

Mirador de São Sebastião

Un balcón íntimo, forrado de azulejos, que se asoma al puerto y a Tróia. Nos gusta subir con la luz suave del final de la tarde, cuando el estuario toma tonos de metal y el aire huele a sal. Es un buen lugar para hacer una pausa silenciosa y entender la geografía de la ciudad.

Mirador de São Sebastião
Mirador de São Sebastião

Sé Catedral de Setúbal (Santa Maria da Graça)

Discreta y algo apartada del bullicio, la catedral se reconoce por sus dos torres rotundas. Su origen románico-gótico se rehízo en el XVI y el interior guarda retablos dorados que chispean con la luz. Un apunte útil: la iglesia que verás en la Praça do Bocage es São Julião; la Sé está unas calles más al este, en una plaza tranquila que invita a sentarse.

Sé Catedral de Setúbal (Santa Maria da Graça)
Sé Catedral de Setúbal (Santa Maria da Graça)

Mercado do Livramento

Nuestro mercado favorito en Portugal. Por frescura, por variedad y por cómo explica la identidad de la ciudad. Pescados apenas llegados, marisco de escándalo y puestos de fruta, flores y quesos que invitan a llenar la bolsa. Madruga: el mercado funciona de 07:00 a 14:00 y cierra los lunes. Si te pierde la fotografía, pide permiso y captura manos, hielo y brillos; es puro teatro documental.

Mercado do Livramento
Mercado do Livramento

Castelo / Forte de São Filipe

Felipe II (I de Portugal) mandó construirlo hacia 1590 para blindar la barra de Setúbal —en plena resaca de la Armada— y el proyecto lo firmó Filippo Terzi. Más allá de la historia, la subida regala la mejor panorámica: ciudad, estuario, Arrábida y Tróia en una sola mirada. Dentro, una capilla de azulejos del XVIII y una cafetería que sabe a premio después del esfuerzo. Parte del conjunto ha necesitado restauración; consúltalo en turismo por si hubiera áreas cerradas.

Forte de São Filipe
Forte de São Filipe

Parque Natural de Arrábida

El golpe de efecto de Setúbal. Pinares que se precipitan sobre acantilados calizos, calas de agua transparente y un verde que parece estar siempre recién regado por la brisa atlántica. Nos gusta combinar playas icónicas —Figueirinha, Galapos, Galapinhos— con paseos sencillos como el que une Creiro, Portinho da Arrábida y la Lapa de Santa Margarida, una cueva que asoma al mar como un secreto bien guardado. En temporada alta, madruga y usa aparcamientos señalizados; en mayo, junio, septiembre y octubre, el paraíso se disfruta con calma.

Playa de Galapos
Playa de Galapos

Azeitão: vino y azulejos

Al norte de la sierra, Azeitão es un compendio de tradición: viñas de Moscatel, olivos y casas solariegas. Las bodegas (Bacalhôa, José Maria da Fonseca, entre otras) permiten visitas y catas que explican por qué esta península vive de cara a la copa desde hace siglos. Y luego están los Azulejos de Azeitão, elaborados de forma artesanal: ver el proceso —del molde al pincel— es comprender un arte que Portugal lleva en la piel. Nosotros salimos con una pieza pequeña; souvenir con alma.

Visita a una fábrica de azulejos de Azeitão
Visita a una fábrica de azulejos de Azeitão

Reserva Natural del Estuario del Sado y Moinho de Maré da Mourisca

El Sado es un aula al aire libre. En Mourisca, un molino mareal de 1601 restaurado entre salinas y marismas actúa como centro de interpretación y punto de partida de senderos cortos con observatorios de aves. Entre otoño e invierno verás flamencos; en primavera y verano, cigüeñas. Y durante todo el año, con suerte y respeto, delfines mulares en sus andanzas por la bahía. Lleva prismáticos y paciencia: la naturaleza no trabaja a demanda, pero aquí suele ser generosa.

Moinho de Maré da Mourisca
Moinho de Maré da Mourisca

Cruceros y avistamiento de delfines

Vivir Setúbal desde el agua es casi obligatorio. Varias empresas locales operan salidas de medio día desde la Doca do Comércio (Doca das Fontaínhas). Son excursiones responsables —foco en observación, no en persecución— que permiten entender el estuario como un ecosistema complejo. Consejo práctico: reserva con antelación en fines de semana y pide siempre que te expliquen el código de conducta con los cetáceos.

Ferri a la península de Tróia

El cruce a Tróia es un respiro de 20–30 minutos que funciona como excursión por sí misma: verás, si se dejan, aletas de delfín y una línea de dunas que promete playas interminables. Hay servicio de pasajeros y de coches desde muelles diferentes; las frecuencias son amplias, pero cita obligada: consulta horarios actualizados antes de ir. Desde Tróia, carretera hasta Comporta y, si te animas, el fotogénico puerto de Carrasqueira con sus pasarelas de madera.

Ferri entre Setúbal y Tróia
Ferri entre Setúbal y Tróia

Itinerarios en Setúbal en uno, dos y tres días

Día 1 – Casco histórico y miradores
Mañana en el Mercado do Livramento (desayuno ligero y ronda de fotos), visita al Convento e Igreja de Jesus y paseo lento por Praça do Bocage y calles adyacentes. Tarde en el Museo del Trabajo y atardecer en el Mirador de São Sebastião o en el Forte de São Filipe con cerveza en la terraza. Cena marinera.

Día 2 – Arrábida sin prisas
Madruga para Figueirinha / Galapos; baño largo y picnic. Ruta corta Creiro–Portinho–Lapa de Santa Margarida. Vuelta por Casa da Baía para informarte de futuras salidas en barco y tomar algo en su patio. Cena ligera con vino de la península.

Día 3 – Estuario y Azeitão
Mañana de crucero por el Sado en busca de delfines (si el mar dice sí). Después, conducir hasta Mourisca para observar aves y entender el molino mareal. Tarde en Azeitão: visita a bodega, cata de Moscatel y parada en el taller de Azulejos de Azeitão. Vuelta a Setúbal para despedirte con un arroz caldoso.

Dónde comer en Setúbal (pescado y marisco sin artificio)

🍽️ Oficina do Peixe (R. Guilherme Gomes Fernandes, 33). Brasas a la vista y mostrador con las capturas del día. Nuestra propuesta: media ración de choco frito —rebozado crujiente, cero grasa— y un pescado del día a la brasa (probamos salongo y fue pura mantequilla marina). Los aficionados al marisco pueden tirar de ostras, navajas y gambones. Conviene reservar.

🍽️ O Tavira (Av. Luísa Todi, 510). Clásico bien llevado en la avenida principal. El arroz de marisco llega humeante, con generosidad de bichos y punto perfecto. Las almejas à Bulhão Pato son de mojar pan sin pudor. Carta de vinos local para acompañar como se debe.

Chocos fritos típicos de Setúbal
Chocos fritos típicos de Setúbal

🍽️ Novo 10 (Av. Luísa Todi, 422). Otra casa de confianza para mar y brasas. Su arroz de marisco compite sin complejos y la lubina a la brasa nos recordó por qué en Setúbal el fuego sabe a costa y a oficio.

🍽️ Ostras sobre rodas (Av. José Mourinho, 122). Una “food truck” a los pies del fuerte, en la Praia da Saúde: ostras fresquísimas con copa de blanco o espumante. Al atardecer, es un lujo sencillo que deja huella.

Arroz de marisco
Arroz de marisco

🍽️ Casa de Pasto A Faca (R. de Arronches Junqueiro, 71). Tasquita de las de antes: trato casero, brasas honestas y precios de otra época. Aquí todo sabe a abuela del mar; el choco frito y los pequeños besugos a la brasa nos devolvieron a la Setúbal de siempre.

1 comentario en “Qué ver en Setúbal, el destino donde las apariencias engañan”

  1. ¡Setúbal es, sin duda, una ostra sorprendente! Este artículo es como el mejor galão: lleno de información útil y delicioso de leer. Me encanta cómo lo presentan, combinando la historia con consejos de primera (madruga, ¡ojo con los aparcamientos!). Los trucos y las anécdotas small talk son un toque brillante. Si buscáis una escapada que combine el encanto de la ciudad con la naturaleza (¡delfines y azulejos incluidos!), este artículo es vuestro campo base perfecto. Solo una pega: ¡les falta una guía de cómo resistirse a la tarta de la casa! En serio, es un artículo que merece ser leído con una buena paella y un um galão.đồng hồ online

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio
Vive Portugal
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.