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Paraíso para los amantes de la geología, el avistamiento de aves, las playas interminables y el surf, la península de Peniche es una rara avis en Portugal. Las rocas que la forman se remontan 20 millones de años atrás y hasta la Edad Media era una isla que se unió al continente gracias a la acumulación de sedimentos en el tómbolo de Baleal. Es un destino ideal para probar la gastronomía marinera lusa, para desplazarse desde allí a lugares como Nazaré, Alcobaça u Óbidos y, por supuesto, para visitar ese pequeño paraíso llamado Berlenga Grande, la única isla visitable del archipiélago de las Berlengas. Acompáñanos en este viaje por todo lo que ver en Peniche
La primera vez que visitamos Peniche fue en un viaje de Semana Santa que nos llevó a Nazaré, Alcobaça, Batalha y Óbidos. Fue un breve paso de apenas unas horas donde nos dio tiempo a visitar su impresionante fortaleza, convertida en prisión de presos políticos durante la dictadura del Estado Novo, y también a asomarnos a ese mirador privilegiado que es el cabo Carvoeiro. Pero nos quedó pendiente un plan imprescindible, no solo que hacer en Peniche, sino en Portugal. La travesía en barco hasta Berlenga Grande, la única isla visitable del archipiélago de las Berlengas, fue una espina clavada que por fin nos pudimos sacar en 2025 durante un soleado puente de la Hispanidad. La espera mereció le pena y la experiencia de recorrer este islote de aguas color turquesa y enormes cavernas fue inolvidable. Pero, eso sí, en Peniche hay mucho más que visitar, entre otras cosas una de nuestras playas favoritas de toda Portugal, la de Baleal.

Cómo llegar a Peniche
🚗 En coche. Peniche se encuentra en una ubicación estratégica en la costa lusa junto a la autopista de peaje A8 que une el sur de Leiria con Lisboa. Poco más de una hora de camino separan la capital portuguesa y Peniche y apenas 45 minutos de viaje hay entre esta península y Nazaré. No aconsejamos callejear con el coche por el caso histórico de Peniche y lo mejor es aparcarlo en el gran parking que entre el puerto y el parque de bomberos.
🚆 En tren. Peniche no tiene estación de ferrocarril y las más cercanas están en Óbidos (25 kilómetros) y Caldas de Rainha (34 kilómetros).
🚌 En autobús. Desde la estación de autobuses de Peniche (rua Dr. Ernesto Moreira) operan las empresas Rodotejo y Rede Expressos con servicios diarios a Coímbra, Lisboa, Leiria y Óbidos.
Dónde alojarse en Peniche
A pesar de ser un destino muy codiciado, especialmente en los meses de verano, Peniche no cuenta con numerosas plazas hoteleras e incluso nos fue complicado encontrar algo en el puente de la Hispanidad en el que acudimos. El hotel más grande que posee es el MH Peniche ubicado fuera del caso histórico, en el tómbolo que une la península con el continente. Nosotros optamos por el alojamiento local Ó da Casa ubicado en una casa histórica penichense rehabilitada ituada en el corazón de su casco histórico.

Cuenta con seis habitaciones muy coquetas, limpias y decoradas con mucho gusto y una zona común de cocina donde cada huésped tiene su armario con utensilios de cocina y una zona en la nevera para guardar los alimentos. Además posee un animado patio donde se recibe la visita de los gatos del entramado de casas del entorno. Su propietaria es muy amable y tuvimos suerte de encontrar aparcamiento muy cerca de allí, en un solar enclavado en el cruce de las calles Bombeiros Voluntários y primeiro de Dezembro. Desde Ó da Casa se puede ir caminando cómodamente al puerto para tomar el barco a las Berlengas.
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Qué ver en Peniche. 9 visitas imprescindibles
Teniendo en cuenta que toda una mañana o una tarde hay que reservarla para visitar Berlenga Grande, a todo lo que ver Peniche le podemos dedicar perfectamente tres días si además queremos pasar una jornada de playa en Baleal o Supertubos y hacer una pequeña incursión en el bonito pueblo de Óbidos. Un viaje que se puede prolongar todo lo que se quiera teniendo en cuenta los numerosos atractivos que hay en un radio de una hora de viaje.
Excursión en barco a las Islas Berlengas
Es el objetivo principal de una visita a Peniche y una de las experiencias más fabulosas que se pueden hacer en Portugal. El archipiélago de las Berlengas está formado por varias islas e islotes de las que solo una es visitable, Berlenga Grande. Este pequeño tesoro insular luso posee un ecosistema muy frágil y valioso y una enorme biodiversidad especialmente en cuanto flora, aves y fauna marina se refiere. Es por ello que desde 2011 la Reserva Natural das Berlengas es reserva de la biosfera, pero mucho antes, en 1465, el rey Afonso V ya estableció una pionera protección a las islas al prohibir la caza.

Desde el año 2019 el Gobierno de Portugal decidió incrementar ese amparo limitando a 550 las personas que pueden visitar de forma simultánea Berlenga Grande. Es por ello que resulta imprescindible reservar con antelación el viaje en barco, especialmente si se quiere hacer durante los meses de verano. Existen dos modalidades y ambas las puedes reservar directamente a través de nuestro blog. Por un lado, está únicamente el viaje en barco desde el puerto de Peniche hasta Berlenga Grande. Después de una travesía de unos 30 minutos donde conviene llevar chicles para el mareo porque el océano suele estar motivo, se llega al embarcadero de la isla donde se dispone de unas tres horas para recorrerla caminando.
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La otra opción, que es la que escogimos nosotros, incluye, además del traslado a la isla, un pequeño paseo en una embarcación más pequeña de unos veinte minutos por las grutas y cuevas que hay en ella. Nos pareció muy interesante y un plus a la visita, ya que esta actividad no impide tener tiempo para caminar por los senderos de Berlenga Grande.
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En los dos casos existen dos salidas diarias, una a las 9:30 o 9:45, en función de la época del año, y otra a las 14:15 o 14:30 horas. Nosotros escogimos la matinal y nos llevamos algo de comida para merendar allí antes de coger el barco de regreso.

Os vamos contar lo que hicimos nosotros durante la mañana que pasamos en Berlenga Grande y que os puede servir como referencia. Nada más llegar al embarcadero nos asomamos a la paradisiaca playa Carreiro do Mosteiro, la bucólica primera imagen que nos recibe al llegar a la isla. Un pequeño arenal de aguas color turquesa y absolutamente cristalinas. Como fuimos en el mes de octubre, no nos animamos a bañarnos, pero en la época estival es complicado resistirse a un chapuzón en un lugar así.

Posteriormente tomamos la barca para hacer el recorrido por las cuevas y formaciones rocosas que tiene Berlenga Grande entre las que destacan la ‘Rocha da baleia’ y la ‘Tromba do elefante’ (que tienen forma de ballena y de trompa de elefante), además de la Gruta Azul y el Furado Grande, una cavidad que atraviesa la isla de un lado a otro. Existe la opción de bajarse en el lugar más fotogénico de todos, el Forte de São João Baptista y regresar andando (2 kilómetros) al embarcadero por un sendero que pasa junto al faro Duque de Bragança. Fue lo que hicimos nosotros y lo aconsejamos para no quedarse sin las magnéticas vistas del fuerte visto desde la parte más alta. Su interior también se puede visitar. En la actualidad es una posada que permite pernoctar en la isla, pero su origen se remonta al siglo XVII.
La caminata es un poco más dura en su parte inicial a ir cogiendo altura desde el fuerte, pero nada que no pueda solventar cualquier persona acostumbrada a caminar.
Fortaleza de Peniche
Es el lugar más atractivo históricamente hablando que ver en Peniche y una de las fortalezas más imponentes que se pueden visitar en Portugal. Su origen se remonta al siglo XVI, pero en el siglo XX el dictador António de Oliveira Salazar lo convirtió en una cruenta cárcel para presos políticos. Merece la pena recorrer sus estancias y celdas (estas últimas forman parte del Museu Municipal) para ver las inhumanas condiciones en las que estuvieron recluidas centenares de personas cuyo único delito fue prensar diferente. Es una visita muy emotiva sobre todo al ver piezas como las cartas que los prisioneros enviaban a sus hijos.


En la zona donde los presos políticos recibían las visitas se ha instalado una exposición sobre la época que incluye información sobre la resistencia al régimen del Estado Novo.
Cabo Carvoeiro
El extremo occidental de la península de Peniche alberga un faro de 27 metros de altura que lleva en servicio desde finales del siglo XVIII, por lo que es uno de los más antiguos de Portugal. Pero el mayor atractivo de este punto no es el faro, sino el atardecer que nos regala el Atlántico divisando la silueta de las Berlengas y de la formación rocosa llamada Nau dos Corvos. Visitamos este cabo la primera vez que fuimos a Peniche y por la mañana, pero en la segunda visita contemplamos uno de los mejores atardeceres que jamás hemos visto. Por lo tanto queda claro cuál es el mejor momento para acudir a él.

Playa de Baleal
Es una de nuestras playas favoritas de Portugal. La primera vez que fuimos nos dimos un baño reconfortante en plena Semana Santa en sus aguas calmadas y cristalinas y cuando regresamos en octubre de 2025 la sensación fue igual o mejor. Esta playa se extiende a los dos lados de la estrecha carretera que conduce al pequeño pueblo de Casais do Baleal, en el tómbolo donde la península de Peniche se unió a tierra firme.

Posee un amplio aparcamiento y una interminable superficie de arena ideal para pasear. Baleal es también una extraordinaria playa para practicar el surf y son muchas las escuelas que hay en la zona, especialmente destinadas a aquellos que se están iniciando en este deporte.
Playa de Supertubos
Otra extensísima playa de Peniche que en este caso se extiende al sur de la península. También es un arenal fetiche para los amantes del surf por albergar algunas de las mejores olas de la península ibérica, pero también hace las delicias del resto para pasear tranquilamente por la arena o darse un chapuzón en la orilla.

Ilhéu da Papôa
La geología de la península de Peniche es sorprendente y no se parece a la de ningún otro lugar que podamos encontrar en Portugal. Un ejemplo es Ilhéu da Papôa, una península calcárea formada por una brecha volcánica donde existen formaciones rocosas de formas caprichosas mientras disfrutamos de la brisa atlántica. Un sendero permite recorrer el islote desde el aparcamiento y hasta el vértice geodésico. Junto a este lugar naufragó en el siglo XVIII el galón español San Pedro de Alcántara que regresaba de América cargado de tesoros que fueron recuperados tiempo después.

Ponta do Trovão
Otro de los emplazamientos geológicos más importantes que ver en Peniche y otro estupendo mirador hacia la costa. La Ponta do Trovão es un lugar único porque aquí se registra la transición entre el Pliensbachiense y el Toarciense, la tercera y cuarta edad del Jurásico respectivamente. En este lugar están además los restos de la ermita de Nossa Senhora do Abalo del siglo XVI.

Bairro do Visconde
El vizconde de Trevões creó a principios del siglo XX en Peniche una conservera alrededor de la cual se fue configurando un barrio residencial de casas bajas para sus trabajadores. Aunque la fábrica cerró en 1933, el bairro do Visconde se mantiene como uno de los lugares más auténticos y coloristas que ver en Peniche. Merece la pena perderse por sus callejuelas, detenerse ante sus pintorescas casas con la ropa tendida en las fachadas y asomarse a los miradores que aprovechan su privilegiado emplazamiento en lo alto de un promontorio rocoso como el de la rua da Arribas do Mar. Detrás del barrio se levanta hoy la enorme factoría de ultracongelados Nigel, pegada al Atlántico para que los pescados y mariscos no pierdan propiedades en el proceso.

Santuario de Nossa Senhora dos Remédios
Pequeña capilla alrededor de la cual existe una gran devoción entre los lugareños, y prueba de ello es la gran explanada que hay frente a ella. Se localiza aquí porque, según la leyenda, en el siglo XII apareció en este lugar una pequeña imagen de la virgen. Además de venerar a Nossa Senhora dos Remédios, merece la pena detenerse ante el revestimiento de azulejos del santuario.

¿Dónde comer en Peniche?
Peniche es un fantástico lugar para degustar la exquisita gastronomía marinera de Portugal. Pescados y mariscos frescos, a precios razonables, y con el sabor que solo da la ‘grelha’ de sus restaurantes. Durante nuestra estancia en Peniche nos sorprendieron muy gratamente estos dos lugares.
🍽️ O Farol (R. da Cruz das Almas 82B, Peniche). Modesto restaurante ubicado en una zona residencial cercana al cabo Carvoeiro. El estar fuera del circuito turístico del casco histórico le dota de mayor autenticidad y también eso redunda en unos precios más ajustados. En una tabla colocada detrás de la barra van indicando en rotulador los platos que tienen cada día basados en los productos frescos que le llegan de la lonja. Nosotros nos decantamos por unos chocos rebozados, muy tiernos y deliciosos y por una generosa dorada salvaje a la brasa de muy buena factura. Con dos postres, la cuenta ascendió a 42 euros.

🍽️ A Sardinha (R. Vasco da Gama 81, Peniche). Un clásico del casco histórico de Peniche próximo al puerto. La mayoría de su clientela son turistas, algo que en Portugal no suele ser buena señal, pero en este caso A Sardinha no renuncia a su autenticidad y a unos precios aceptables teniendo en cuenta la calidad de su producto y de la cocina. Lo primero que llama la atención es la decoración que tiene su terraza, con guirlandas e iluminación azul en la calle que parece una auténtica fiesta. Optamos por un ‘polvo à lagareiro’ muy tierno y sabroso y por una ‘raia à lagareiro’ cuya carne se desprendía muy fácilmente de la espina y con un sabor delicioso. Tratándose de los platos ‘à lagareiro’ echamos de menos más aceite. Muy recomendable el postre São Marcos, parecido a nuestra tarta San Marcos, pero en este caso helada. Es típico de Peniche. La cuenta ascendió a 52 euros.

Nosotros no acudimos, pero muchas recomendaciones para comer en Peniche incluyen al restaurante Profresco, situado al norte de la península. Es una pescadería que ha abierto un restaurante donde sirve sus propios productos.