Han perdido el misticismo y el halo casi épico que les daba su capacidad para guiar y la presencia en todos ellos de un farero. En la era de la tecnología aplicada a la navegación, los faros parecen más bien un recuerdo de pasado. Auténticos monumentos de tiempos pretéritos donde su luz servía para indicar la presencia de la tierra firme cuando la noche convertía el mar en un profundo pasadizo oscuro. Con sus 1.000 kilómetros de costa en el continente, y sus casi 900 en las islas, Portugal es un país eminentemente marinero. Por este motivo la presencia de faros es una constante de norte a sur. Todos ellos nos ofrecen estampas de gran belleza de la costa atlántica. Desde el imponente faro de Barra, el segundo más grande de la Península Ibérica; pasando por el que se eleva en el punto más occidental de la Europa continental, el cabo da Roca; hasta llegar al que se asoma al cabo de San Vicente. Eso sí, algunos de los más atractivos se localizan en terreno insular, como el de la Ponta do Arnel en Sao Miguel y el de Ponta do Topo en Sao Jorge, ambos en el archipiélago de las Azores.

Ruta por los faros de Portugal a lo largo de su interminable costa

El aumento de la actividad marítima debido al comercio obligó a dotar de señales algunos puntos visibles de la costa para guiar a los buques tal y como explica Carlos Olmo en este artículo que repasa la historia de los faros en su blog Vagamundos. Al principio se optó por las hogueras y posteriormente se construyeron estructuras más elevadas para aumentar sus visibilidad y evitar que el fuego se apagara por las condiciones meteorológicas. La técnica se fue depurando y se introdujeron las superficies reflectoras. En cuanto al combustible utilizado, primero se utilizó leña, pero en el siglo XVI se introdujo el carbón. Las lámparas de aceite llegaron en el XVIII y el petróleo, hizo lo propio en el XIX. En ese mismo siglo también se hicieron intentos de que funcionaran con gas, pero finalmente se impuso la electricidad y con ella, los faros se fueron convirtiendo poco a poco en automáticos. Hay diversas teorías sobre el origen de la palabra faro, pero una ellas apunta a que la construcción de este tipo más famosa de la historia de la humanidad, el Faro de Alejandría, se encontraba en la isla de Faros.

Después de esta breve reseña histórica vamos a lanzarnos a recorrer la costa lusa de norte a sur en busca de los faros de Portugal con mayor encanto.

Faro de Leça o Boa Nova (Leça da Palmeira)

Situado muy cerca de Matosinhos en el distrito de Oporto, el faro de Leça o Boa Nova es el segundo más alto de Portugal con sus 46 metros que pueden ser recorridos subiendo escaleras o con un elevador. Fue el primer faro eléctrico construido en la Región de Oporto y Norte en el año 1926. Muy cerca se sitúan las piscinas naturales de agua salada de Leça, que actualmente se encuentran en fase de reforma.

Faro de Felgueiras (Foz do Douro)

Foz do Douro se ha convertido en el barrio más elitista de Oporto y un lugar idóneo para gozar de la furia del Atlántico en contraste con la absoluta calma del Douro. Junto a la desembocadura del río en el océano se levanta este pequeño faro llamado de Felgueiras o de Foz. Se construyó en 1886 sobre un embarcadero de hormigón por el que se puede pasear cuando las olas lo permiten. En paralelo a él hay otro faro más pequeño, llamado Barra do Douro, construido igualmente sobre un embarcadero.

Faro de Barra (Aveiro)

La manga de tierra totalmente llana que se extiende entre la ría de Aveiro y el Atlántico se volvía totalmente invisible para los barcos antes de que en esta zona hubiera poco más que arena y unas cuantas casetas de pescadores. Para evitar esa ilusión óptima, se levantó en 1893 el imponente faro de Barra. 62 metros de mole cilíndrica que lo convierten en el más alto de Portugal y el segundo más grande de la Península Ibérica después del de Chipiona. Hoy, su presencia, con sus colores blanco y rojo, es un símbolo de la zona costera de Aveiro.

Faro del Cabo Mondego (Figueira da Foz)

Emparedado entre el Atlántico y la serra da Boa Viagem, el faro del Cabo Mondejo se alza junto a una de las ciudades más turísticas de Portugal en la época estival, Figueira da Foz. Después de kilómetros de playas abiertas prácticamente en línea recta desde Oporto, la silueta de la costa lusa forma este pequeño cabo donde se levanta un faro de 15 metros con una torre cuadrangular blanca y una cúpula en color rojo. Data de 1858 y su luz tiene un alcance de 28 millas náuticas.

Faro do Penedo da Saudade (São Pedro de Moel)

La pequeña y elegante localidad costera de São Pedro de Moel tiene entre sus atractivos este imponente faro que comenzó a funcionar en 1912. Es uno de los faros de Portugal más visitados y cada miércoles es posible realizar un recorrido guiado gratuito por su interior entre las 14:00 y las 17:00 horas. Posee una torre cuadrangular de cantería, una cúpula en color rojo y un edificio anexo decorado con azulejos. Tiene 32 metros y se eleva sobre uno de los acantilados de esta zona costera del distrito de Leiria donde el azul del Atlántico contrasta con el bosque de pinos que abriga la localidad de São Pedro de Moel.

Faro de Nazaré

Construido en 1903 en el fuerte de San Miguel Arcángel, es uno de los lugares más simbólicos que ver en Nazaré. No tanto por la belleza del faro, sino porque en este punto se apostan las personas que desean contemplar las gigantescas olas de la praia do Norte y los surferos que las cabalgan.

Faro de Cabo Carvoeiro (Peniche)

En la punta de la península de Peniche se ubica este tosco faro de 27 metros de torre cuadrangular. Fue mandado construir por el mismísimo Marqués de Pombal y entró en servicio en 1790, por lo que presume de ser uno de los faros de Portugal más antiguos. Se ubica en una zona de gran belleza desde donde se pueden avistar las islas Berlengas y se aprecian interesantes formaciones rocosas como Nau dos Corvos.

Faro del Cabo de Roca (Sintra)

El cabo da Roca es el punto más occidental de la Europa continental. Un paraje natural de imponentes acantilados ubicado muy cerca de la mágica y palaciega ciudad de Sintra. En este privilegiado enclave se encuentra el faro del Cabo da Roca, el tercero más antiguo de Portugal. Data de 1772 con un alcance nocturno de 26 millas náuticas y una torre de 22 metros de altura. Durante el siglo XIX fue reformado en varias ocasiones y se automatizó en 1980.

Faro de Cabo Espichel (Sesimbra)

Al igual que ocurrió con los faros del Cabo Carvoeiro y el Cabo da Roca, el de Cabo Espichel fue mandado construir por el Marqués de Pombal y comenzó a funcionar en 1790. Se levantó en el lugar donde desde tiempo atrás había un pequeño faro luminoso. Tiene 32 metros, un alcance de 26 millas náuticas y su visita pone el colofón a un apasionante recorrido por las playas y parajes naturales del parque natural da Arrábida.

Faro del Cabo Sardão (Odemira)

Uno de los enclaves más interesantes y sorprendentes del parque natural do Sudoeste Alentejano e Costa Vicentina es el cabo Sardão. Un paisaje vertical de acantilados modelados por la poderosa fuerza del Atlántico y que se ha convertido en el único lugar de la costa europea donde anidan las cigüeñas. En mitad de este lugar de gran magnetismo se levanta un faro desde el que parten los senderos que recorren los miradores del cabo. Comenzó a funcionar en 1915, tiene 17 metros de altura y está formado por una torre de mampostería cuadrada de color blanco con un edificio anexo y está coronado por una linterna cilíndrica roja.

Faro del Cabo de São Vicente (Sagres)

En la punta de la punta del extremo sudoeste de Portugal, donde la región del Algarve es menos turística y más auténtica, se encuentra el faro del Cabo de São Vicente. Tiene 28 metros, data de 1846 y es uno de los faros con mayor potencia de toda Europa. Su luz alcanza por las noches las 32 millas náuticas. Aunque el viento suele azotar con fuerza, es uno de los mejores lugares de toda Portugal para vivir el atardecer. Junta a él hay un pequeño bar y en los meses de verano se suelen instalar en su entorno pequeños puestos de recuerdos.

Faro del Cabo de Santa María (Faro)

El faro del Cabo de Santa María se ha convertido en uno de los símbolos de la costa del Algarve. Se levanta en la isla de Culatra, donde se ubica una de las mejores playas de esta turística región. La silueta del faro, que data del año 1851, está presente en muchas de las imágenes que se comparten de la zona. Tiene 46 metros de altura y a mediados del siglo XX se detectaron algunas oscilaciones en la construcción que hacían temer un derrumbe. Por este motivo se construyó un armazón exterior de hormigón pintado de blanco que es el que luce actualmente.

Faro de la Ponta de São Lourenço (Madeira)

Abandonamos el terreno peninsular de Portugal para marcharnos al insular. El paisaje vertical cubierto de de una frondosa vegetación que distingue a Madeira cambia por completo cuando nos adentramos en la Ponta de São Lourenço. El extremo oriental de la isla parece trasladarnos a la mismísima luna. En la llamada Ilhéu do Farol, donde Madeira se acaba y comienza el Atlántico, se construyó este faro de 10 metros en 1870 sobre un pequeño volcán extinto.

Faro de Ponta do Pargo (Madeira)

En el extremo oeste de Madeira podemos visitar este faro de 14 metros que cada año recibe a miles de turistas. La Ponta do Pargo permite contemplar esa inigualable belleza de los acantilados de Madeira y, como no podía ser de otra forma, un faro pone la guinda a esas imágenes casi bucólicas. Se construyó en 1922 y está situado a 300 metros sobre el nivel del mar. Una de las razones de que sea tan visitado es que desde su parte mas alta se divisa una magnífica vista de la línea de costa de Madeira

Faro de Gonçalo Velho (Santa María)

De Madeira a las Azores. Comenzamos por Santa María, la primera isla en ser descubierta en este archipiélago y la más oriental de todas. En su extremo sureste se levanta el faro de Gonçalo Velho o de Maia. Data de 1927, tiene 14 metros de altura y ofrece una de las imágenes más simbólicas de las Azores al estar erguido sobre un promontorio que parece casi inaccesible.

Faro de Arnel (São Miguel)

Cualquier faro de esta lista puede ilustrar un reportaje de los más espectaculares que ver en la costa lusa, pero hay dos que lo pueden hacer con mayor merecimiento. Uno es el que hemos elegido nosotros, el de la Ponta do Topo en la isla de São Jorge y otro es este, del de Arnel en São Miguel. Una empinadísima carretera, que no es recomendable bajar en coche, nos lleva hasta esta construcción de 1876 de 15 metros de altura. Es el faro más antiguo de Azores y su vista desde cierta altura, con el verde que lo rodea y el Atlántico al fondo, es una auténtica gozada.

Faro da Ferraia (São Miguel)

Faro situado en el oeste de la isla de São Miguel, en una zona donde está ubicado el balneario de Ferraia y que cuenta con una curiosa cala termal en la que el agua del océano alcanza una temperatura más elevada gracias a la actividad volcánica. El faro fue inaugurado en 1901 y tiene una altura de 18 metros de altura. Posee una torre cilíndrica y un gran edificio anexo. Presume de ser el mayor faro de las Azores.

Faro Ponta do Topo (São Jorge)

Junto con el de Arnel en São Miguel, el de Ponta do Topo ofrece una de las imágenes más arrebatadoras de los faros de Portugal. Se ubica en el extremo este de la isla de São Jorge y data del año 1927. Tiene 16 metros y un alcance de 20 millas náuticas. Su perspectiva desde cierta altura y con el islote de Topo al fondo es una de las mejores postales turísticas de la montañosa isla de São Jorge.

Faro da Ponta da Ilha (Pico)

Casi en paralelo al sur del faro de Ponta do Topo se encuentra el más representativo de su isla vecina, el de Ponta da Ilha de Pico. Se enclava en un paisaje protegido y llama la atención por su construcción en forma de U que incluye la casa donde residían los fareros. Por cierto, sigue habitada en la actualidad como pudimos comprobar durante nuestra visita en 2019. Fue levantado en el año 1946 y posee una torre de 19 metros de planta cuadrangular.

Faro de Albarnaz (Flores)

Vamos acabando este viaje por los faros de Portugal en la isla de Flores, el punto más occidental de Europa. El último pedazo de tierra del Viejo Continente casi perdido en mitad del inmenso Atlántico. Por este motivo, el faro de Albarnaz es también el más occidental de Europa. Aunque se construyó años antes, funciona desde 1925. Consta de una torre cilíndrica blanca de 15 metros con un edificio anexo.

Faro de Lajes das Flores (Flores)

Finalizamos este viaje marítimo en el faro de Lajes das Flores. Junto al de Albarnaz son las únicas construcciones de este tipo que tiene la isla de Flores. En este caso se encuentra en el casco urbano de la localidad. Entró en funcionamiento en el año 1910, tiene 16 de metros de alturas y está elevado a 99 metros sobre el nivel del mar. Cuenta con una torre cuadrangular y un edificio anexo.